La endoscopia superior permite al médico examinar el revestimiento de la parte superior del tracto
gastrointestinal, que incluye el esófago, el estómago y el duodeno (la primera parte del intestino delgado).
El médico utiliza un tubo delgado y flexible con lente y fuente de luz propias, llamando endoscopio, y visualiza imágenes en un monitor de video. Es
posible que su médico y otros miembros de personal médico se refieran a la endoscopia superior como endoscopia superior, esofagogastroduodenoscopia (EGD) o panendoscopia.
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La endoscopia superior ayuda al médico a evaluar los síntomas de dolor abdominal
superior, náuseas, vómitos o dificultad para tragar. Es la mejor prueba para encontrar
la causa del sangrado del tracto gastrointestinal superior. También es más preciso que
las películas radiográficas para detectar inflamación, úlceras y tumores del esófago, el
estómago y el duodeno.
El médico puede utilizar la endoscopia superior para obtener una biopsia (pequeñas muestras de tejido). La biopsia
ayuda al médico a distinguir entre tejidos benignos y malignos (cancerosos).
Recuerde: las biopsias se obtienen por numerosas
razones, y es posible que su médico las solicite aunque no tenga ninguna sospecha
de presencia de cáncer. Por ejemplo, podría utilizarla para descartar la presencia de
Helicobacter pylori, la bacteria que provoca úlceras.
El médico también puede utilizar la endoscopia superior para realizar una
prueba citológica, para la cual introduce un pequeño cepillo y recoge células con fines de análisis.
La endoscopia superior también se utiliza para tratar condiciones del tracto
gastrointestinal superior. El médico puede, a través del endoscopio, pasar
instrumentos para tratar directamente numerosas anormalidades con poca o
ninguna molestia. Por ejemplo, puede dilatar o ensanchar una zona que se ha estrechado,
extraer pólipos (crecimientos generalmente benignos) o tratar el sangrado.
El examen más adecuado y más seguro se logra con el estómago vacío. Por lo tanto,
usted no debe comer o beber nada, ni siquiera agua, durante unas seis horas antes del
examen. Su médico le indicará cuándo comenzar el ayuno ya que los tiempos pueden variar.
Avise a su médico con anticipación sobre todo medicamento que tome;
es posible que deba ajustar la dosis habitual debido al examen. También informe al
médico sobre toda alergia a los medicamentos y sobre condiciones médicas como
enfermedades cardíacas o pulmonares.
Se pueden seguir tomando la mayoría de los medicamentos como de costumbre, pero algunos de ellos pueden interferir con la preparación o el estudio. Informe a su médico qué medicamentos toma, especialmente los productos con aspirina o agentes antiplaquetarios, medicamentos para la artritis, anticoagulantes (adelgazantes de la sangre tales como warfarina o heparina), clopidrogel, insulina o productos con hierro. Además, no olvide mencionar las alergias que tenga a los medicamentos.
Es posible que el médico comience por administrarle un anestésico local en la garganta, o bien que le dé un sedante para ayudarlo a relajarse. Luego, usted se recuesta de costado y el médico le inserta el endoscopio a través de la boca, hasta llegar al interior del esófago, el estómago y el duodeno. El instrumento no interfiere con la respiración. La mayoría de los pacientes consideran que sólo provoca una ligera incomodidad, y muchos se quedan dormidos durante el transcurso del estudio.
Éstas rara vez ocurren cuando el examen es realizado por médicos con
capacitación especializada y experiencia. En el sitio donde se haya practicado una
biopsia o se haya extirpado un pólipo puede producirse sangrado, pero generalmente
es mínimo y rara vez requiere seguimiento. La perforación (o desgarro del revestimiento
del tracto intestinal) puede requerir una cirugía pero es una complicación muy poco frecuente.
Algunos pacientes pueden presentar una reacción a los sedantes o
complicaciones derivadas de enfermedades cardíacas o pulmonares. Si bien las
complicaciones posteriores a una endoscopia superior son muy poco frecuentes,
es importante reconocer anticipadamente los signos de posibles complicaciones.
Comuníquese con su médico inmediatamente si después del examen usted tiene fiebre,
dificultad para tragar, dolor en aumento de garganta, pecho o abdomen, o sangrado,
incluidas las deposiciones negras. Tenga en cuenta que el sangrado puede aparecer
varios días después del procedimiento.
Si tiene dudas referidas a posibles complicaciones, se recomienda consultar con su
médico inmediato.